EL OLOR, di manuel Echegaray
Allí, en lo alto del cerro de desperdicios, las esteras formaban una guarida donde habitaba ella.
La creían loca y nadie se atrevía ni siquiera a acercársele, por miedo y porque el olor les resultaba nauseabundo.
Ella ya no olía. Finalmente, después de un tiempo dejaron de verla; desapareció y el viento trajo abajo las esteras.
A nadie le importó y el olor de la muerte se confundió con el de la basura.
Imagen: www.168horas.com.ar
MANUEL ECHEGARAY.
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